PRESENTACIÓN MAURO ALEM
Especialista Líder del Sector de Infraestructura del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
El trabajo de obtener un modelo de evaluación social de grandes proyectos de infraestructura carretera más atingente y realista -para su aplicación deseable en América Latina- es una labor que el BID viene realizando desde hace tiempo. Ha significado buscar en la literatura reciente modelos que pudieran contribuir al análisis del real valor e impacto económico integral de esta infraestructura en la región; en estos momentos, por ejemplo, un caso de análisis especial es el de una iniciativa de conectividad carretera de gran alcance y elevados recursos financieros en Centroamérica, la que se detalla más adelante.
MODELO ACTUAL VERSUS NUEVO ENFOQUE
Un modelo de evaluación social debiera centrarse en el impacto sobre el beneficiario final y no necesariamente en el usuario. Hasta ahora, los beneficios capturados por los medios de transporte de carga carreteros, esto es, los camiones usuarios, son los que justifican las mejoras; así son presentados los proyectos y los beneficios de la inversión, y se muestran indicadores bien conocidos (multiplicadores del empleo, efectos sobre sectores de insumos, entre otros).
Pareciera ser que tal enfoque no es suficiente en tanto no captura la contribución económica indirecta de la infraestructura carretera. Adolece principalmente, por tanto, de una falta de visión integral, lo que significa que expone solamente la historia del usuario y prescinde de lo que sucede después del uso de la carretera en otras esferas de la actividad económica y sus nuevas dinámicas. Por el contrario, los beneficios quedan correctamente expuestos a través de un enfoque general y donde las características geográficas juegan un papel relevante, en tanto tales beneficios se concretan en y entre las diversas zonas de la carretera.
Un desafío principal de un nuevo modelo, entonces, es medir los efectos de una carretera sobre aspectos locales significativos que no son consideradas en los modelos de evaluación utilizados actualmente. Se pueden destacar los siguientes:
- Conectividad
- Intercambio
- Desarrollo y ampliación de mercados
- Integración de mercados
- Productividad
- Especialización
Las diversas zonas y poblaciones por las que atraviesa una carretera ofrecen diferentes oportunidades y beneficios indirectos que deben ser capturados y medidos por un modelo. En este sentido, y habiéndose generado en tales zonas el impacto de los puntos anteriores, aparece con especial fuerza -inducido por las nuevas oportunidades- el fenómeno de la migración hacia las áreas dinámicas. Debe incluirse por tanto el movimiento de personas que migran hacia las áreas de mayor productividad. Vuelve así a reforzarse el círculo virtuoso de desarrollo e integración de mercados, mayor productividad, especialización y los otros factores que ya se han mencionado.
MIDIENDO EL IMPACTO
La pregunta quizás más relevante es cuánto de los beneficios se pueden atribuir a la inversión en infraestructura carretera. Veamos el caso de Estados Unidos, el beneficio anual incremental de conectar todo el país alcanza a 1%, lo que representa una tasa de retorno de la inversión de 9% anual, un resultado positivo altísimo.
El BID realizó una simulación -un ejercicio contrafactual, en realidad- para la ampliación del Corredor de 2.000 kilómetros en Centroamérica utilizando parámetros de Estados Unidos para las variables de costos asociadas al transporte en carretera; se trata de una inversión del orden de US$ 20.000 millones, monto inabordable para cualquier país de la zona y que requeriría de financiamiento privado. Entre los resultados preliminares principales, destacan el crecimiento del 5% del PIB per cápita, 7% en empleo, 1,5% en productividad, 26% en comercio, 3% en bienestar y una tasa de retorno económico de 5% promedio anual.
Los resultados son aún más sorprendentes si se asume que además de la ampliación del Corredor del Pacífico se mejoran los pasos de frontera. En tales condiciones, el impacto de la nueva conectividad significaría alcanzar un producto per cápita similar al de Canadá.
También se verificarían mayores intercambios en una región con baja integración comercial. Los impactos son diferenciados, aunque se constataría una mejor distribución del ingreso si se hubiera hecho este corredor.
Por cierto, es un ejercicio que utilizó las mejores herramientas tecnológicas disponibles para las estimaciones, cálculos, el cruce de datos y otros. Se utilizó un esquema de ?celdas? para aislar las condiciones iniciales y los impactos de las diferentes áreas por donde atraviesa la carretera. Aun así, cabe preguntarse si resulta necesario optimizar la matriz de costos de comercio utilizada.
SÍNTESIS SOBRE UN NUEVO MODELO
A continuación, se exhiben algunas reflexiones finales que se desprenden de la presentación y que debieran tenerse presentes a la hora de seguir profundizando sobre un nuevo modelo de evaluación social de proyectos:
- Los avances en la investigación académica permiten identificar los mecanismos que transmiten el impulso inicial de inversiones en infraestructura
- Aumentos en el comercio y la especialización que inducen migraciones
- Incorporar estos modelos en la evaluación social enriquece el proceso de toma de decisiones y trae desafíos en los datos
- Adaptar parámetros al contexto específico de cada región
- Los resultados revelan impactos sustanciales y podrían justificar proyectos ambiciosos de conectar regiones y ampliar mercados
- La integración de regiones tiene un alto potencial de mejorar el bienestar
- Esta metodología ofrece medir impactos a largo plazo que pueden guiar la elección entre alternativas de inversión
- Desarrollar una herramienta de evaluación complementaria, no necesariamente reemplazar la evaluación social actual
COMENTARIO DE CARLOS AGUIRRE
Académico de la Universidad San Sebastián
Es importante subrayar que se abre una nueva perspectiva de análisis sobre el tema de este Diálogo. Principalmente, caben aquí la economía del espacio y la complejidad de los territorios, los cuales eran difíciles de abordar sin la capacidad computacional hoy disponible. Ahora se puede ?territorializar?, esto es, considerar impactos y beneficios por zonas o áreas geográficas ante determinadas iniciativas.
Hay que recoger esta nueva opción no sólo desde el enfoque académico, sino también, y especialmente, desde las políticas conducentes a obtener un óptimo social y la toma de decisiones respectiva. Hemos venido trabajando en estas materias desde el CPI hace un tiempo y nos hace sentido destacar que hay un rol relevante para la planificación en la infraestructura de uso público, la que sea respaldada por un nuevo marco de evaluación social de proyectos. Un marco, como se ha señalado, que capture la integralidad de los beneficios económicos de la inversión en infraestructura bajo una óptica territorial.