INTERVENCIONES POSTERIORES
Se presentan las observaciones de consejeros del CPI; del director General de Concesiones, Juan Manuel Sánchez; de Carlos Cruz L. -director ejecutivo del CPI- y cierre de Eduardo Frei R-T. -presidente del CPI-.
Consejeros
El Estado está recargado, se le pide atender materias de seguridad pública, educación, salud, infraestructura fronteriza y otros más. Es demasiado, es un exceso de demanda sobre el Estado y hay que ampliar la mirada. La riqueza del país se traduce en un PIB de US$ 300.000 millones, es una riqueza que va mucho más allá del Estado -el fisco además está muy apretado en sus recursos- y lo que se requiere es más espacio para los privados. El sector privado tiene que entrar con convicción adonde el Estado no puede inyectar recursos ni entregar soluciones. Las concesiones están en la primera lista.
A propósito del tema del Consejo de Infraestructura, vale la pena insistir en la importancia de una entidad abocada a los temas estratégicos y de prospectiva. Hoy día -y desde muchos años- no existe una entidad de este tipo. La Comisión de Futuro del Senado ha avanzado en esa dirección. En España y Francia, por ejemplo, existen instituciones para ver los asuntos prospectivos. Aquí, se elaboró un proyecto que se presentó al gobierno, tuvo algunos cambios y se llevó al Senado; se aprobó la idea de legislar y ahora empezó la discusión en particular. Este proyecto no debiera restringirse al ministerio de Hacienda. Como en estos temas nadie coordina nada a nivel estratégico, al final recae en Hacienda la responsabilidad y esto es un problema porque Hacienda pasa a concentrar demasiadas funciones y decisiones. El tema prospectivo también es clave para una impostergable perspectiva regional para sus asuntos de futuro.
No es una buena idea que la composición del Consejo de Infraestructura sea la que mencionó la ministra ni que esté radicado en el MOP. Sería mejor algo más parecido al Banco Central. Tantos miembros nominados desde el gobierno atenta justamente contra su independencia. Falta la mirada de largo plazo, las mejoras para los sistemas de contratación de las obras son muy buenas, pero el sistema general es anacrónico, demora y encarece las obras.
Es un éxito que sólo existan 190 obras abandonadas, aunque resulta inconcebible que no se retomen, en algunos casos son apenas detalles. Tenemos que rescatar la infraestructura que está a un paso de entrar en funciones. Hay que mencionar la participación de la industria nacional en las obras concesionables: es imposible que empresas chilenas puedan participar en contratos de cientos de millones de dólares. No se trata de pedir ventajas, pero antes, por ejemplo, en los aeropuertos se licitaba uno a uno y había posibilidades. Ahora, licitados en bloque, es factible sólo para empresas extranjeras.
Hay que trabajar en conjunto en todas las iniciativas. Es importante que el proyecto del Consejo Asesor de Infraestructura sea compartido con todos los actores. Hay ejemplos de proyectos que han sido muy participativos y que entregaron los resultados esperados; en muchas áreas se puede avanzar sin necesidad de ajustes mayores. Hay que recordar, junto con la ministra, que la tasa de pavimentación era de 10% hace no tantos años y pasó a 45% gracias en buena medida a las concesiones, con la ley y reglamentos que le dieron origen.
El caso del Fondo de infraestructura fue un fracaso. El desmantelamiento que le hizo Hacienda lo transformó en lo que es ahora. Se ha mencionado el caso de Australia: hay cuatro ciudades allá que están entre las de mayor calidad de vida del mundo. El tema de infraestructura allá tiene dependencia directa del Primer Ministro. El formato institucional propuesto para el Consejo de Infraestructura es una carga tremenda para Obras Públicas. La pregunta es qué se necesita y cómo hacerlo. La infraestructura de ciudad es algo imperativo, es una tarea magna y trasciende los cuatro años de gobierno. Hay buscar una institucionalidad de otro tipo, se está jugando lo que piden los ciudadanos y que no es otra cosa que calidad de vida.